HECTOR CEDIEL - COLOMBIA

SONIDOS DEL FUEGO


Soy negro como todos los hombres de mi raza
de sentimientos blancos y rojo sangre
rojo vida, rojo sol, rojo pasión
esculpido a pinceladas por el mar y el viento

Quiero navegar contigo, mar abierto
Dejar que el velamen liberto y sin soltar anclas
nos arrastre; y vivas la sensación
del miedo en el espíritu y en el cuerpo
Deseo que el Sol broncee con la pasión de sus brasas
la timidez blanca de tú desnudez

Esos noes que se traducen en síes, con gestos
Botones y prendas que se liberan por manos invisibles
Retazos de piel parecidos a fantasmas espantados
Cuerpos que se hacen uno, por la alquimia de la vida

Palmeras, cielo, arena y recuerdos
Fantasías que rompen las ligas y emprenden vuelos
para descubrir la magia y el sabor de lo prohibido

Soy negro de corazón, de piel, de deseos
Cuando tú cuerpo me desnuda con la mirada
y le mides con lengüetazos del imaginario
las leguas de felicidad que anhelas
te aferras como si yo fuera: árbol de vida

Mis pensamientos son peores
que las intenciones de los manglares
y mis manos más endiabladas que la demencia
Cuando el pubis y los pezones erguidos se traslucen
¡siento latir los miedos de tus anhelos, bajo la piel!

Te llamaré palmera blanca, palmera dulce
así no logre saciar mi sed en la sequedad de tus senos
Mis manos arden de piel a medida que te desnudo
Ninfa-delfín blanco que me inventas un cielo
Cuando remontas cual gaviota desbocada el arco iris



Déjame cerrar con besos tus ojos y despertar
poco a poco los laberintos de tus avideces inhibidas
Tallemos imágenes que inmortalicemos
y la memoria los rescate de su buzón de recuerdos
en las gelideces infernales de los otoñales tiempos

Tus labios blancos, ahora son más gruesos y salvajes
Eres otra cuando ardes y me enamoro
cada vez más, de esa otra mujer que te habita
¡tus besos, arrancan a jirones mi piel malata!

Me sabes a pureza, a mujer límpida y transparente
Te siento cual sirena cuando te deslizas entre mis dedos
Te siento marinera soltando cabos y emprendiendo aventuras
nos embarcamos embriagados en un viaje sin regreso

Mis fuertes brazos estrujan tus sentidos
y mis carnosos labios dibujan universos
Sobre cada uno de tus poros
se dilatan pececillos hambrientos
ante el audaz aroma de mi piel morena

Oleadas de fuego abrasan
la intima fragilidad de tus pliegues
Desatas el canto fálico de Changó
Dios de la danza, la guerra, el amor y el sosiego
cuando me desbordo sobre tus riberas

Bajo un quasar de lluvias, degustas el néctar de mi huerto
mientras la envidiosa arena quema tus rodillas
y mis largos dedos se enmarañan entre tus cabellos
con el ensalvajado ritmo de las bestias apareadas

La timidez oscura de tus vellos, se ha hecho selva húmeda
cuando se huracanan a pesar de su ternura y delicadeza
con las irreverentes palabras de amor y los demenciales besos

Mis labios se han embriagado de ensueños
Apresado entre tus muslos me ausento y sepulto mis oídos
para poder escuchar los deseos dormidos
y esas bermejas fantasías que ansían recobijar la vida




Los anhelos transpiran un mar de silencios
húmedos como tus labios o tú sexo llovido
Mis manos recogen y siembran sensaciones
mientras el reflujo del mar y de nuestros cuerpos
se confunden en los ecos de profundos orgasmos

¡Bésame! ¡Bésame como las putas de los puertos!
ámame con la hambruna y sin piedad de las fieras
Déjame beber ron caliente en la copa de tú sexo
mientras ensueño ilusiones y deseos
saciando la sed de hombre y vida, en tú boca

¡Yegua salvaje de mar que saltas las horas!
Devoro insaciables leguas de amor profano
aferrado a la crin y al viento
para no caer y despertar los sentidos

Una vez más despierto y mujo sobre los miedos
Derrito tu piel nevada y los glaciares de tus ermitas
embriagándonos con el cóctel reservado a los dioses

Hoy mis sentidos navegaron sobre los delirios de tú cielo
Tú cuerpo de hembra se confundió con el paisaje
Descubrí valles, oasis y desiertos humedecidos de fuego
A lengüetazos saboree con regusto tu piel y tu sexo
-intimidad prohibida de los frutos de la vida-
aluciné con el aroma que transpiró el verano de tu primavera
mientras las ramas de las palmeras rasgaban la brisa
y las gaviotas aprendían a amar como los humanos

Día sin memoria ni manecillas. Día noctámbulo de tambores
flautas y canciones encendidas por el fuego y los leños secos
Hemos pirograbado versos con besos, las yemas de los sentidos
y reinventado a nuestra sensuales sombras
esculpidas por la sabiduría demencial de las manos

La paleta de la vida ha pintado un cuadro de amor
con los contraluces de nuestras desnúdeces, bajo la luna
Te dejo húmeda de felicidad y recuerdos
mientras te despides con besos del día y de mi cuerpo


Héctor “El Perro Vagabundo” Cediel
Noviembre/29 /2003